Los anuncios con humor conectan mejor con la audiencia. Es una forma efectiva de destacar y diferenciarse de la competencia. El humor genera placer en los espectadores y crea simpatía hacia el producto. Mediante una asociación de mapas mentales, el espectador entiende que algo que hace reír es bueno.
La publicidad se dirige a las emociones, los afectos y la emotividad de las personas.
En una vida tan dinámica, donde el tiempo apremia, ver una publicidad con humor no solo capta tu atención sobre algo fuera de lo convencional, sino que también transforma tu emoción en alegría. Aunque en ese momento no tengas intención de comprar, la marca te regala una emoción positiva que puede cambiar tu día.
Se puede decir que la publicidad con humor no solo se trata de vender; te ofrece un respiro frente al constante bombardeo de “compra, compra, compra”. Aunque no tengas la intención de comprar en ese momento, la marca consigue que la recuerdes por su ingenio y su capacidad para sacarte una sonrisa. Es esa creatividad la que mantiene tu atención y te deja esperando la próxima ocurrencia divertida.
Un ejemplo de campaña efectiva es la de Open English. Con su comicidad digna de volver a ver, y su humor blanco, te deja una sutil enseñanza. Te invito a visitar su campaña: Open English TV.
¿Cómo quieres ser recordado?
Con una sonrisa o con el incesante bombardeo de ofertas que al final sabes que no son tan buenas.
Resumen:
La publicidad con humor es una estrategia poderosa que va más allá de simplemente vender productos. Se trata de crear conexiones emocionales y dejar una impresión duradera en la audiencia. En un mundo saturado de mensajes comerciales, el humor ofrece una pausa refrescante y memorable, que no solo capta la atención, sino que también construye una relación positiva con la marca. Así que, la próxima vez que pienses en publicidad, recuerda: una sonrisa puede ser el mejor embajador para tu producto.